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jueves, 5 de abril de 2012

Sexo salvaje

Sexo salvaje, para muchos sólo un juego 


Muchos han disfrutado un sexo agitado, en lugares inesperados, con la adrenalina a flor de piel; incluso hay quienes desean dentro de sus fantasías que literalmente les sean rasgadas sus prendas. 

Tal y como se ve en el cine, hay quienes quieren desabrochar la blusa de la mujer como si se tratara de un perfecto truco de magia, y sentir que la pasión los arrasa, con lanzada a la cama mediante un simple y estratégico empujón. Algunos lo llamarían sexo salvaje, teniendo en cuenta el juego de roles. Es como si se despertara una actitud de pantera o león en la intimidad.

Los expertos hablaron precisamente de ese sexo salvaje, lejos de ciertas patologías como el sadomasoquismo y generar dolor en el otro. Incluso en este tipo de sexo no está contemplado el irrespeto ni pasar por encima del otro. Cuando se habla de sexo salvaje es sencillamente hormonas en su más alta ebullición, que hacen que usted se olvide por un momento del preámbulo y la ternura, para desbordarse de pasión. Conozca cuál es el límite.

¿Cómo se podría definir sanamente el sexo salvaje? 
El sexo salvaje es más bien un juego de roles, de interacción sexual donde yo expongo mis funciones de excitación sexual de mujer, mis deseos, mis gustos, mis fantasías, donde exploro ese rol de juego con la pareja.

Lo importante es tener en cuenta que existe una línea muy delgada que no se debe pasar, porque en ese lugar ya estaríamos hablando de patologías o parafilias. Sexo salvaje puede ser considerado un gusto, un juego, una táctica sexual, que involucre caricias más exageradas y no tan tiernas, que sea del gusto personal y de la pareja, que involucre la alta excitación y las hormonas.

Es probable que la mujer en ovulación se sienta con más deseo de sexo salvaje, porque incluso biológicamente se siente más atractiva y quiera cumplir sus fantasías.

¿Qué decir de las palabras subidas de tono? ¿Hasta qué punto excitan y hasta qué punto pueden lacerar a la pareja? 
Hay estudios que han comprobado que excitan las palabras subidas de tono, y esas palabras subidas de tono no son las groserías, sino palabras excitantes para la otra persona. En ese caso es importante conocer a la pareja, saber qué podría ser de su agrado y qué no, porque tampoco se pueden caer en ofensas.

Podemos hablar de comunicación excitante que puede convertirse en una narración del momento, para otros será rugir como una leona. De lo que se trata es de explorar, jugar, pero respetando, y teniendo claridad en lo que le gusta a mi pareja. Porque tampoco podemos caer en un acto que al otro le parezca ridículo y que lo haga morirse de la risa, bajando así la chispa de la pasión. Se debe estar en la misma sintonía.

¿Qué decir de la impulsividad, de rasgar las prendas como parte del juego? 
Para muchas personas eso hace parte de un clímax mayor, los hace sentir más enérgicos, más deseados, pero eso se da por las mismas hormonas, todo está en circulación. Esos juegos funcionan cuando las dos personas están en sintonía, no siempre la mujer quiere este tipo de juego. También habría que hablarlo, concertarlo, porque si es una mujer psicorígida que no quiere que se le caiga un botón a su camisa de tantos miles de pesos, se estropeará el momento, en vez de favorecerlo.

Se trata de evaluar la entrega sexual, tener en cuenta que en ese tipo de casos habrá más movimientos fuertes, y tampoco se puede entrar a lastimar durante el coito. También debe haber aceptación de mi pareja y bienestar físico y emocional.

No olvide la ternura 
Caer en la rutina también sería hacer de sus encuentros sexuales sólo sexo salvaje. Tampoco puede dejar de lado la ternura, y las suaves caricias o el romanticismo que tanto le encanta al sexo femenino. Frente al tema, la psicóloga especialista en pareja y sexualidad, Liceth Patricia Vargas Orduz, indica que “si caigo también en ese juego desbordado de pasión, también estaría perdiendo la magia, cayendo en la rutina y se perdería ese gusto, porque no todos los días estamos para ello, influye también nuestra cotidianidad, y muchas veces podríamos entrar a debatir si estamos haciendo el amor o teniendo simplemente sexo con la pareja”. La profesional aclara que no se pueden dejar de lado las dosis de caricias, las expresiones de afecto, la empatía.

Desde lo genital 
Para el médico Santiago Rojas Posada, analizar la genitalidad de acuerdo al género requiere tener en cuenta las diferencias propias de hombre y mujer.

Según relata el experto, “la naturaleza nos ha dotado de manera complementaria, dándole a la mujer órganos genitales internos y a los varones externos”. Desde el principio esto conlleva una diferencia en el comportamiento, pues es ella quien recibe al otro en su cuerpo, lo lleva hacia sí misma y por eso, es más cautelosa y toma la decisión con más elementos de juicio”.

Además, agrega Rojas, "que el botón de iniciar la relación sexual en el varón está encendido la mayor parte del tiempo y con un breve estímulo es suficiente para producir la disposición total”. Lo anterior explica por qué se dice que el hombre es más activo, piensa siempre en sexo o toma la iniciativa.
Sin embargo, el experto aclara que “esto también se puede lograr en las mujeres, siempre y cuando se cumpla un sinnúmero de condiciones ideales en ese momento o, cuando ellas opten por prenderlo”.

Respecto al sexo salvaje y a lo que busca la mujer, se debe tener en cuenta también sus ciclos hormonales, pues como explica Rojas, “gran parte de la condición está dada por el ciclo hormonal, en el cual las mujeres tienen en un mismo mes cambios en la conducta, el humor, el peso, el apetito, además de la libido, pues puede ser ángel, gata, pantera, en intervalos muy cortos”. Biológicamente ella también necesita caricias, no solo sexo salvaje. La mujer tienen una tercera parte más de receptores sensoriales para caricias.


Liceth Patricia Vargas Orduz  - Psicóloga