Un cavallino rampante de colección golpeado, muy golpeado
Tener un auto de colección y no usarlo suele ser lo normal, la mayoría de gente que compra estos autos los cuida y mima como una valiosa joya. Imagínense si el automóvil en cuestión cuesta nada menos que 30 millones de dólares.
Pues el inversor americano Christopher Cox es dueño de un Ferrari 250 GTO del año ’62 (solo se fabricaron 39), el cual compró en el año 2005, desde entonces Christopher lo maneja con regularidad y ha participado en numerosos eventos alrededor del mundo.
Este año se celebraban los 50 años de la creación de su vehículo y decidió participar con él en una carrera parte de la celebración, lamentablemente Christopher sufrió un accidente que daño el valioso auto y lo que es peor su esposa se fracturó la pierna. No cabe duda de que pronto volveremos a ver al Sr. Cox manejando su llamativo Ferrari por el mundo aunque ahora quizás valga un poco menos luego del accidente.