Al parecer, la computación el la nube no afecta tanto a Microsoft como pudiese parecer. De hecho es todo un valor en alza para la compañía, cuya imagen se resiente más que nunca debido a los éxitos pasados.
En una reciente conferencia con 14.000 socios de Microsoft, el COO de la compañía Kevin Turner trataba de rebajar los temores de éstos ante el daño que la computación en la nube pudiese causar a los negocios de software tradicionales de los de Redmond. El problema según el directivo es otro.
“Windows XP, Office 2003 e IE6 merecen una ovación. Dios los bendiga. Ellos han trabajado durante los últimos doce, trece años. Amamos a esos productos. Definitivamente amamos a esos productos. Han sido muy buenos para muchas personas, incluyendo a la gente en esta sala” aseveró Kevin Turner ante su audiencia. “Pero ¿sabéis qué? Están muertos. Están muertos. El fin de su vida es el año 2014. "Tenemos que dejarlos atrás“, sentenció.
Ahí radica el problema de imagen de Microsoft. Demasiados clientes definen a Microsoft por las versiones antiguas de su software, un vínculo que según Turner se debe romper cuanto antes para afrontar los retos de futuro de la compañía, que se centrarán en su apuesta en el terreno móvil de la mano de Nokia y en sus servicios profesionales en la nube con Windows Azure, sin olvidarse de Windows 7, 8 y el resto de software de éxito.
Sin embargo, no todo el mundo comparte la opinión del directivo de Microsoft y ya hay analistas que presagian un duro golpe en las cuotas de mercado del gigante del software cuando Windows XP alcance definitivamente el final de su vida el próximo 8 de abril de 2014. A pesar de que Windows 7 ya tiene una penetración de mercado del 21 por ciento en el sector empresarial, más del doble de la que tenía hace un año, conforme a la opinión de Richard Edwards, principal analista de la firma Ovum, a partir del deceso de Windows XP comenzará la decadencia de Microsoft.