¿El tamaño importará? Para Godzilla seguramente si
Si bien el “síndrome de pene pequeño” sería un problema de características puramente psicológicas que, aunque no se crea, afecta a muchos hombres, y no está basado verdaderamente en un problema real, la importancia con respecto al tamaño del pene, y dudar acerca de si éste es importante o no, es un tema que, desde hace ya muchos años, está de candente actualidad.
No en vano, la proliferación de portales en Internet en donde vemos como protagonistas a hombres (que, hay que recordar, son elegidos previamente en un casting en donde han podido participar cientos de sujetos) que aparentemente poseen un miembro “descomunal” ha provocado que un tema “tabú” haya aparecido de forma drástica, y afectado considerablemente en la confianza de los hombres con respecto a sí mismos y a la seguridad propia que puedan o no mantener.
De hecho, muchos son los hombres que, en estos precisos momentos, estarían más preocupados en pensar si el tamaño de su pene es adecuado para dar placer, que en satisfacer propiamente a su pareja, o en buscar las cuestiones precisas que a ella le gustaría que le realizaran para sentirse plenamente satisfecha. Porque no hay que olvidar en primera instancia que, para satisfacer a una segunda persona, hay que ser feliz y sentirse satisfecho con lo que uno es, consigo mismo. Y que, segundo, el placer -y el orgasmo de la mujer-, no se obtiene únicamente con la penetración.
Y es que, por mucho que se pretenda, el tamaño verdaderamente no importa. Eso sí, sería un problema añadido (y aquí sí importaría) siempre y cuando el tamaño del miembro viril fuera “realmente pequeño”, y, atendiendo a las estadísticas, esta pequeña disfunción, únicamente lo sufren algunos hombres dentro de una población mayoritariamente grande.
Atendiendo propiamente a esta misma media, estudios diversos indicarían que el tamaño medio de un pene se encuentra en unos aproximadamente 13,5 centímetros (haciendo caso de otros que, si bien se aproximan a ésta, lo indican de 13 a 15 centímetros). Eso sí, no pienses que por tener uno o dos centímetros menos o más a la media tienes un problema. Porque éste únicamente aparecería cuando el pene en estado de erección apenas puede superar los 7,1 centímetros (momento en el que estaríamos hablando de “micropene“), e impediría casi por completo la penetración al salirse de la vagina de forma constante.
Sin embargo, cada hombre es un mundo… y digamos que cada pene es un Universo añadido.
Porque, si bien la mayoría de la población realmente no posee ningún problema con respecto a disfrutar o no de relaciones sexuales placenteras (al menos en lo que se refiere, claro está, al tamaño), existen muchos hombres que sí sufren… pero de un complejo que únicamente tendría relación con su falta de confianza y seguridad en sí mismos, y que, incluso, podrían llevarles a sufrir verdaderas disfunciones sexuales relacionadas con la impotencia de características psicológicas, fundamentados en el estrés y la ansiedad que se generan personalmente al no sentirse satisfechos consigo mismos.
Veamos un ejemplo. Muchas mujeres no le dan importancia al miembro de su pareja, porque saben a ciencia cierta que todo cuanto desean no lo van a conseguir únicamente con la penetración. Y, si bien un pene “grande” les podría dar más “morbo” a la hora de mantener una relación sexual, no hay que olvidar que un pene mayor de 17 centímetros puede llegar realmente a hacer mucho daño, al llegar prácticamente por completo al fondo de la vagina, y tocar, con cada penetración, el útero.
En este caso, la respuesta con respecto a si el tamaño importa para aumentar o disminuir el placer de la mujer sería igualmente negativa. Y en este aspecto se debería incluso de ser más tajante. ¿Por qué? Mayoritariamente, porque la vagina, en estado de excitación, tiende a estirarse únicamente entre medidas que van de los 12 a los 16 centímetros, y ésta se convertiría en una especie de “puño cerrado” que, al contraerse, se adapta al tamaño del pene (u objeto) que es introducido en ella. Si, además, a esto le añadimos que únicamente el primer tercio de ella (esto es, aproximadamente, los primeros 5 centímetros), presentan terminaciones nerviosas, y que por lo demás prácticamente “no se siente nada”, la pregunta ya estaría más que respondida; e incluso daría pie a añadir otra bien relacionada: ¿para qué realmente querer más si se podría llegar a hacer luego mucho daño?
Por ello, un pene en estado de erección de unos 11 centímetros, daría prácticamente el mismo placer que un pene de 15 o 17 centímetros… incluso de 18 o 19.
No en vano, muchos han sido los hombres que poseen un pene considerado “grande o muy grande”, que si bien se sienten bien consigo mismos al poder mostrarlo “socialmente” a los demás de su misma especie, luego se sienten frustrados al no poder realizar -ni sentir- una penetración completa.
Porque la importancia no estriba en el tamaño, sino en los juegos preliminares a la penetración, en cuánto ha disfrutado la mujer y esperar al momento oportuno: aquel en el que se encuentre realmente excitada y esté a punto de tener el orgasmo.