Electronic Arts vuelve a pisar a fondo con una de sus franquicias estrella, Need for Speed
Regalándonos una entrega francamente interesante que recupera el espíritu más canalla y callejero de la IP. The Run no es revolucionario, profundo, ni tampoco realista... No pretende serlo, es sólo diversión a la más alta velocidad.
En la tradición de Electronic Arts por alternar entregas de la saga Need for Speed de diferente tipo como, por ejemplo, se hace con las grandes IPs de tipo bélico, ahora le toca el turno a la vertiente más arcade de la franquicia. Carbono en 2006 (Arcade), ProStreet en 2007 (Simulación), Undercover 2008 (Arcade), Shift 2009 (Simulación), Hot Pursuit 2010 (Arcade), Shift 2 Unleashed 2011 (Simulación) y, ahora, The Run que en esta recta final de 2011 va a por el estilo más desenfadado y ligero de la saga.
Con una de las campañas promocionales más importante que ha llevado a cabo Electronic Arts para un título de la franquicia hasta ahora, The Run se presenta como un videojuego muy ambicioso. Un juego que aúna multitud de elementos y modalidades de juego para convertirse en un lanzamiento particularmente rico en cuanto a contenidos, pero que al mismo tiempo nos deja la sensación de que, sobre el propio asfalto, debíamos esperar algo más de esta nueva entrega para alcanzar una calificación superior.
La gran oferta de The Run es su modo carrera, precisamente el que da nombre al propio videojuego y que divide una prueba a lo largo de todo el país en 10 niveles que separan la ciudad de San Francisco de la de Nueva York que nos lleva, literalmente, de punta a punta de Estados Unidos.
En este nuevo Need for Speed encarnaremos a Jack Rourke, en lo que es un modo historia muy bien trazado en cuanto a la fuerza de la narrativa para hilar las diferentes pruebas de velocidad a las que haremos frente. El protagonista será un tipo ducho al volante y experto en salir de situaciones peliagudas que se ve sumergido en una a la que no puede hacer frente, y que lo deja a merced de una organización criminal que tiene la intención de apretarle las tuercas hasta límites insospechados.
Tras huir de un siniestro garaje propiedad de los gángsters que le apremian, Jack debe abrirse paso huyendo de Nueva York, y para ello recurre a la ayuda de su vieja amiga, Sam Harper. Ésta le propone un modo de redimirse y, al mismo tiempo, de ganar un buen pellizco económico, el participar en la espectacular prueba de velocidad llamada The Run, que pone a los mejores pilotos ilegales del mundo a correr entre sí en un evento verdaderamente masivo que roza los 5.000 kilómetros, y que lleva a nuestro protagonista y a toda una tropa de otros 200 peligrosos conductores a recorrer los Estados Unidos de punta a punta. Comenzando en la mencionada San Francisco y finalizando en La Gran Manzana, el objetivo será un suculento botín de 25 millones de dólares.
La historia de The Run nos pone en el pellejo de John Rourke, el clásico piloto de carreras ilegales en problemas.
Si las cosas no resultan ya suficientemente complicadas, a la vasta relación de competidores tenemos que sumar que tendremos otros enemigos todavía más poderosos. Los peligrosos criminales buscarán borrarnos del mapa, y debido a que ni hay reglas ni aliados en los enormes desiertos, bosques y ciudades que recorreremos lo van a tener fácil. Por si esto fuera poco la policía nos va a tener también entre ceja y ceja, tratando de truncar en cualquier momento estas pruebas ilegales que ponen en peligro no sólo nuestra salud sino también la de los coches "civiles" que recorren al mismo tiempo que nosotros los circuitos.
El punto de partida de la historia puede resultar más o menos interesante y las cinemáticas están bastante cuidadas, pero como en cualquier título de velocidad, ésta se diluye rápidamente en lo que de verdad importa: la conducción. Algunos momentos completamente absurdos echan por tierra lo que parecía un divertido punto de partida para el guión del título, y los QuickTime Events que plagan las CGIs para poner a prueba nuestros reflejos dan la sensación de haber desaprovechado su oportunidad. En resumidas cuentas, al cabo de pocos minutos seguiremos avanzando en el modo historia sólo por ver las nuevas localizaciones y superar las propias carreras.
En The Run recorreremos Norteamérica de punta a punta, lo que nos permitirá ver parajes muy variados.
Así pues este enésimo Need for Speed no es de ningún modo un título malo en absoluto, pero sí echa en falta una dosis de inspiración seria para trascender y convertirse en un producto recomendable. Es de ese barniz de calidad sobresaliente del que, precisamente, en ocasiones adolecen los productos de Black Box: un equipo tan capaz de regalarnos lanzamientos tan fantásticos como los dos primeros Skate, y de poco después presentar con Undercover una de las peores y más convenientemente maltratadas entregas del universo Need for Speed.
Entre lo positivo del juego cabe destacar lo accesible que resulta. En este sentido sus responsables han conseguido una ejecución de todo el manejo de los vehículos francamente notable, tan poco exigente como cabe esperar de un arcade en términos de realismo, físicas o cualquier otra consideración de este tipo, pero también tan comprensible y fácil de "coger al vuelo" como es tradicional en esta clase de productos. Por otra parte se ha añadido una opción de rebobinado que pretende emular a lo visto en Forza Motorsport, DiRT y otros juegos similares, aquí resulta bastante intrusivo puesto que en los modos de dificultad normales saltará en cualquier colisión, y se fundamenta en checkpoints prefijados dentro del circuito, y no en recuperar el control cuando nosotros lo deseemos.
La oferta de vehículos es francamente agradecida en el juego, todos ellos francamente bien recreados.
Hacer una lista de otros elementos que no nos han acabado de convencer en la experiencia jugable de ponerse a los mandos de los vehículos del juego sería un posiblemente injusto listado de factores que darían la sensación de tratarse de un juego mucho peor de lo que en realidad es, pero sí debemos matizar un par de elementos que nos han llamado la atención por lo negativo. En primer lugar se trata del componente "tramposo" de la IA rival, tradicionalmente ajustado de forma artificial en entregas precedentes, pero nunca de una forma tan notoria como en esta ocasión. En cualquier nivel de dificultad vamos a ver acelerones y frenazos completamente sin sentido de los coches oponentes sencillamente para ajustar sus posiciones en carrera, cambios en su velocidad que van a ir notoriamente más allá de su uso del turbo o del freno de mano y que dan a menudo una sensación de irrealidad mucho mayor de la que cualquier arcade del año 2011 puede permitirse.
Por otra parte el número de vehículos es francamente generoso, y nos va a costar ver a alguna de las grandes marcas de la automoción no representada por varios modelos de sus coches, no obstante las diferencias entre los vehículos no son tan patentes como nos gustaría. Entre un Muscle Car y un deportivo se notan diferencias, pero éstas deberían ser mucho más palpables incluso para hablar como lo hacemos de un videojuego de corte arcade.
Pasión por la Velocidad -Gráficos y Tecnología A nivel visual este The Run es un videojuego más que notable, un título contundente en todos los sentidos que sabe no bajar la guardia ni en las escenas cinemáticas ni en las partes puramente in-game. El empleo del motor Frostbite 2 de DICE ha logrado buenos resultados en casi todos los sentidos, mostrando una buena adaptación de este engine caracterizado por su buen hacer en shooters y que demuestra ahora su versatilidad en el título que nos ocupa.
El nuevo Need for Speed dista de ser un juego asombroso en lo estético, pero ofrece más que notables resultados tanto en aspectos tan importantes como el modelado de los vehículos como en los cuidados escenarios que recorreremos: ya sean éstos naturales o urbanos.
Por un lado Electronic Arts ha insistido muy a menudo en el componente cinematográfico de este The Run, algo que nos retrotrae a los títulos más a caballo entre los videojuegos y las películas que la propia distribuidora norteamericana ha lanzado recientemente. Las escenas de vídeo que separan unas secuencias de juego de otras hacen su trabajo con efectividad, aunque sin obtener unas cotas particularmente pasmosas de calidad. Salpican este tipo de CGIs QuickTime Events que nos obligan a no bajar la guardia en ningún momento, instantes en los que deberemos apretar en el momento adecuado los botones que se requieran para que el protagonista lleve a cabo alguna acción generalmente evasiva.
A nivel visual, The Run es un juego más que notable. Cuidados efectos lumínicos, escenarios muy retratados y vehículos bien ejecutados.
Por lo que respecta al audio, la versión review enviada por Electronic Arts cuenta con el inglés como único idioma disponible, de modo que para valorar su anunciada localización a nuestro idioma deberemos esperar. Por lo pronto esta versión original nos ha permitido disfrutar del trabajo de un buen elenco de actores como, por ejemplo, la voluptuoso Christina Hendriks a la que conocemos por la serie Mad Men y que repite en un producto destinado a la velocidad como el que se estrenará en las próximas fechas: el largometraje Drive. La banda sonora repite las cotas de calidad de los productos habituales de Electronic Arts, los efectos de sonido son los adecuados para un producto de estas características.
The Run es un interesante aunque no particularmente brillante juego de conducción. Need for Speed recupera su vena más arcade con un título generoso en cuanto a contenidos, notable en cuanto a su diversión pero algo parco en términos de calidad e inspiración. sólo diversión a la más alta velocidad.